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Flujo comercial sin aliento
Diana Fernández
México ha firmado 14 tratados de libre comercio con 46 países, y aunque ello podría sugerir que es un paraíso para el ingreso de bienes de origen extranjero, aún tiene tintes proteccionistas. Organismos internacionales han criticado los altos aranceles que todavía mantiene la abultada tramitología que requieren las importaciones, y los periodos de tiempo poco competitivos para completar los procesos. Las consecuencias al final, son pagadas por los consumidores mexicanos.
De acuerdo con un análisis presentado en la Universidad de Los Ángeles (UCLA) por la consultora México Business Fórum, firma asociada de The Economist Intelligence Unit, en promedio una computadora con características idénticas cuesta 26 por ciento más en México que en Estados Unidos.
De la misma forma, para adquirir en territorio mexicano una camioneta, se tiene que pagar en promedio 20 por ciento más que si fuera comprada en Estados Unidos, aun cuando es de la misma armadora y tiene las mismas particularidades.
Para los autores del informe, a casi 15 años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), esta diferencia en precios no debería existir, ya que uno de los objetivos de eliminar las barreras comerciales es precisamente que los costos de los bienes converjan entre las economías asociadas.
Así, la Organización Mundial de Comercio (OMC) en su evaluación sobre la operación comercial de México presentada el pasado febrero, aplaudió que entre 2001 y 2007 la tarifa arancelaria promedio bajara desde 16.5 por ciento hasta 11.1 por ciento.
Sin embargo, lamentó que productos agrícolas aún continúan profundamente “protegidos” con aranceles de hasta 23 por ciento. Además, sentenció que la estructura de impuestos al comercio es “compleja”, ya que presenta más de doce mil diferentes tarifas.
Asimismo, destacó que el impuesto promedio al comercio internacional de México, se ubica por arriba de los aranceles que mantienen sus socios comerciales.
Incluyendo el resto de los costos asociados a la importación en México, cifras del Banco Mundial precisan que las autoridades cobran el doble de lo que se debe pagar en Estados Unidos y Canadá. Mientras el costo de importación hacia la economía más grande del mundo es de mil 160 dólares y en Canadá se paga en promedio mil 425 dólares, en el territorio azteca asciende hasta dos mil 411 dólares.
En materia de tramitología y tiempos requeridos para completar el proceso, las cifras revelan que en México toma 17 días, mientras los otros dos socios comerciales completan el proceso de importación en menos de una semana.
Dadas las circunstancias, y otros obstáculos logísticos y de infraestructura que las empresas experimentan para la importación a la economía mexicana, el Foro Económico Mundial (FEM) le colocó en la posición 65 entre 118 países en su Reporte Global sobre la Facilidad del Comercio 2008.
Incluso, reveló que las condiciones mexicanas para el intercambio de bienes y servicios son peores que las registradas en Túnez, Latvia, Chipre y Arabia Saudita.
Y comparado frente al resto de las economías de América Latina, sorprende que otros ochos países son una mejor alternativa para el intercambio comercial que México. Así, se ve superado por Chile, quien logró la posición 27 de la escala global, seguido de Costa Rica, Panamá, Guatemala, El Salvador, Uruguay, República Dominicana y Honduras.
En este informe se observó que la peor calificación que obtuvo el país fue en Seguridad Física de la Mercancía, área en donde fue ubicado entre los 15 peores del mundo.
La segunda categoría peor evaluada fue la de acceso al mercado. En esta materia se ubicó en la posición 74 de la tabla internacional como resultado de los altos aranceles que aún tiene.
“El acceso al mercado se ve severamente afectado por una tasa relativamente alta de 11 por ciento. Ello, a pesar de que sólo 20 por ciento de los productos que entran al país son cargados con este arancel”.
Por otro lado, los especialistas del FEM aseguraron que es muy costoso importar bienes por la calidad de la infraestructura. Sólo mover un contenedor a través de la frontera, puede significar un gasto siete veces mayor al que se debe hacer en los países mejor calificados, como Singapur, dejó ver.